“Decir que los hombres y las mujeres son personas, y como personas son libres y no hacer nada para lograr que esta afirmación sea objetiva, es una farsa”.
Paulo Freire
Llevamos años estudiando, formándonos y haciendo todo lo que nos han impuesto para un futuro que no llega, que no existe, un futuro que es mentira. Estudiantes y jóvenes vemos empeorar nuestras expectativas y no vamos a dejar que sigáis vendiendo nuestro presente, hipotecando nuestro futuro.
En el siglo XX logramos garantizar el acceso a derechos básicos. Conquistamos el “Estado del Bienestar”. Una educación y sanidad públicas y de calidad, un sistema público de pensiones, una Seguridad Social, unos derechos laborales, etc. Así, conseguimos que la Universidad de las élites económicas, pasase a ser, en parte, de la mayoría.
Sin embargo, en las últimas décadas, se han estado promoviendo reformas (LOU, LOE, Proceso de Bolonia, y ahora, otro paso más con la llamada “Estrategia Universidad 2015”) que, una tras otra, han ido allanando el camino para hacer del derecho a la educación un negocio. Se trata de comerciar con el conocimiento y orientar la educación al mercado, profundizando así en la antigua escuela de élites a través de la nueva fábrica de precarios.
Nuestro futuro ya está siendo atacado y desgraciadamente de nada servirán nuestras ganas de estudiar y formarnos para tener acceso a una educación pública y de calidad, si no damos una respuesta contundente ahora. Los recortes, la subida de las tasas y en general, el nuevo sistema de financiación, suponen y supondrán la exclusión del sistema educativo de muchos estudiantes, avanzando en el modelo elitista que ellos persiguen y nosotros denunciamos.
La reforma de la “Ley Andaluza de Universidades” (LAU), es otro ejemplo más, que apuntala este mismo modelo que no nos beneficia, otorgando un poder mayor y decisivo a los banqueros y grandes empresarios, cuando la universidad debería servir a los intereses de toda la población.
Además, venimos sufriendo unas condiciones laborales que nos arrastran a la precariedad permanente con prácticas sin remunerar o una contratación temporal indefinida durante toda la vida, y por si no fuese suficiente para sus beneficios, dan una mayor facilidad en el despido y peor indemnización para las y los trabajadores. Si hablamos de una “Juventud Sin Futuro”, es porque tenemos una sociedad sin presente, y es por esto que comprendiendo con claridad la mentira del progreso socioeconómico, somos conscientes de que este es nuestro tiempo y comienza ahora.
Estamos viendo como se recortan nuestros derechos fundamentales, derechos que se han ganado generación tras generación en un pulso que, ahora, es nuestro turno continuar. Por ello, nos dirigimos a toda la comunidad educativa y a la sociedad en su conjunto, ya que entendemos que no podemos aceptar estas reformas y sus consecuencias. Entendemos que se trata de una reforma que nos roba derechos y no admite debate. Una reforma para nosotros, pero sin nosotros. Una reforma, que, en definitiva, refleja la falta de democracia en este sistema despótico.
No somos los culpables de una crisis que es global y es vuestra. Esto solo es el principio. Luchamos por lo que nos están quitando y por lo que nunca hemos tenido.
¡Porque nuestro futuro no se vende, se defiende!
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